Los golpes más fuertes de la vida llegan en el momento menos esperado; nadie está preparado para ellos, lo único que toca hacer es actuar y enfrentar las situaciones en ese preciso instante.

Eso fue lo que sucedió con la llegada del Covid-19 alrededor del mundo. Nos paralizó a todos, nos hizo interiorizar y por supuesto cambiar nuestro estilo de vida. La forma en cómo la llevábamos dio un giro de 360º. Sabíamos que tarde o temprano, la nueva normalidad en los restaurantes sería distinta.

De regreso a los restaurantes poco a poco …

Pasamos de visitar las cafeterías por las mañanas a preparar la bebida favorita nosotros mismos en casa; nos despedimos de los taquitos de la esquina después de una fiesta para pedirlos a domicilio y amenizarnos una reunión virtual.

Ver a los amigos en aquel bar que tantas sonrisas nos sacó hasta altas horas de la noche dejó de ser un plan frecuente. A pesar de todo esto, la esperanza siempre se mantuvo fuerte.

La industria gastronómica sigue siendo hasta el momento una de las más afectadas con la pandemia; el aislamiento hizo que cada restaurante de manera casi inmediata implementara formas nuevas de seguir ofreciendo servicio a su clientes y con esto evitar el cierre de esas cocinas que tantos empleos y felicidad producen.

Se cuenta la historia de formas distintas. Algunos proyectos nacieron en medio del caos, otros tantos decidieron cerrar sus puertas y algunos están en el proceso de abrirlas poco a poco.

¿Cómo es comer en un restaurante con la nueva normalidad?

Ayer, luego de más de 100 días en cuarentena visitamos un restaurante de mariscos

Este restaurante habilitó entregas para llevar con todas las medidas sanitarias correspondientes y empaques perfectos para disfrutarlo igual que en el sitio.

La idea de visitar un restaurante en la nueva normalidad podría parecer una locura; sin embargo, teniendo las medidas sanitarias adecuadas esto ahora es posible.

Nos aventuramos, y con la curiosidad de saber qué pasaría dentro, ingresamos al lugar. Desde el primer momento nos sentimos apapachados y bien recibidos por el equipo de servicio, eso definitivamente no ha cambiado.

Cada persona al entrar debe pasar por algunos filtros: el primero, la toma de temperatura para después pasar por una cabina sanitizadora y finalmente llegar a la mesa.

Las instrucciones para ingresar a la cabina fueron precisas: quitarse el cubre bocas al ingresar, dar dos vueltas completas y salir de ella para cubrirse de nuevo y así finalmente sentarse en sitio.

Así como marca la reglamentación, el servicio, la cristalería y los cubiertos se colocan hasta que el comensal llega.

Los lugares y el acomodo están perfectamente pensados para que las personas que visiten el restaurante tengan sana distancia.

Otra de las cosas a recalcar son los detalles del servicio: el perchero o la carta del menú han cambiado su forma y colocación.

Los percheros puestos cerca de la mesa asignada tienen la intención de evitar el mínimo contacto.

Por su parte, la carta cambió por completo; antes la recibíamos de manera física, ahora en el centro de la mesa hay un código QR que se escanea para ver el menú de manera digital.

Como se puede ver, los restaurantes pensaron en todo para la hora del regreso.

Los capitanes, meseros, cocineros y cada empleado trae puestas careta, cubrebocas y guantes, estos últimos son desechados cada dos horas para reemplazarlos por nuevos.

Algo que aprenderemos conforme pase el tiempo es que la vida no será la misma; tendremos que adaptarnos a nuevas normativas para que así, poco a poco todo fluya y regresemos a esta nuestra nueva normalidad.

¡El regreso a los restaurantes nos hace muy felices!